Mensaje de fin de año 1993 de la Presidente del Banco Central de Venezuela
1993 EL BANCO LATINO ERA EL PRINCIPAL ACREEDOR BANCARIO DEL GOBIERNO. «..el sector público tuvo que recurrir al mercado interno en procura de fondos por cantidades que excedieron la oferta disponible, acentuando los desequilibrios, impulsando al alza las tasas de interés y desplazando al sector privado de las fuentes crediticias..» «..Ello afectó desfavorablemente la situación financiera de contratistas, proveedores y empleados de la administraci6n central, y también de la banca acreedora
El desempeño de la economía venezolana en 1993 estuvo fuertemente dominado por circunstancias adversas de orden político y económico.
En el ámbito economico, la influencia determinante se originó en el déficit financiero del sector público y las crecientes dificultades enfrentadas para su financiamiento. Este déficit fue de Bs. 187.000 millones (3,5% del PIB) y si bien es ligeramente inferior al de 1992 (3/6 del PIB)I resultó todavía excesivo.
Fue limitada la capacidad de financiar el déficit fiscal en el exterior; los desembolsos de préstamos de los organismos multilaterales se desfasaron y resultaron insuficientes las oportunidades para captar recursos en los mercados financieros internacionales. En consecuencia, el sector público tuvo que recurrir al mercado interno en procura de fondos por cantidades que excedieron la oferta disponible, acentuando los desequilibrios, impulsando al alza las tasas de interés y desplazando al sector privado de las fuentes crediticias.
En definitiva, el Gobierno no pudo cubrir sus necesidades de financiamiento en el mercado interno. Aumentaron las restricciones de caja de la Tesorería, dando lugar a un marcado atraso e incumplimiento de obligaciones de diversa índole y, finalmente, la postergación de pagos para 1994 por el orden de Bs. 200.000 millones.
Ello afectó desfavorablemente la situación financiera de contratistas, proveedores y empleados de la administraci6n central, y también de la banca acreedora. En fin de cuentas, se origino así un financiamiento forzoso del déficit fiscal por parte del sector privado.
La actuación del BCV en el año 1993 se orientó a lograr el objetivo de estabilizar los precios internos y preservar las Reservas Internacionales del país, en un entorno dominado par el déficit fiscal y los sucesos políticos. Se utilizaron a estas fines todos los instrumentas y mecanismos disponibles, en una actuaci6n dinámica, flexible y consistente, con el fin de minimizar las consecuencias negativas de esa situación. Las políticas monetaria y cambiaria fueran complementarias en este sentido.
La política monetaria se orientó a mantener la estabilidad de los mercados financieros restituir la normalidad de éstos con la mayor eficiencia posible después de cada uno de los acontecimientos políticos que afectaron agudamente la demanda de dinero; fortalecer la confianza en el bolívar; ajustar la oferta de dinero a los requerimientos de la estabilizaci6n monetaria; y preservar el buen funcionamiento del sistema bancario y del sistema de pagos.
La política cambiaria propició la evolución ordenada y predecible del tipo de cambio nominal en un marco a de plena libertad cambiaria, y permitió suplir sin restricciones las necesidades normales de divisas de la economía. Además, el tipo de cambio resultante preservó la competitividad externa de la economía.
Las decisiones que debió tomar el Instituto a lo largo del año fueron complejas y difíciles, ante circunstancias cuyo efecto potencial hubiera podido ser de incalculables proporciones. Cada una de las decisiones especificas se enmarcó dentro de una estrategia dirigida de manera sostenida y perseverante a promover la estabilidad y minimizar el desajuste, imprimiéndole a la gestión del Banco la continuidad necesaria para orientar las decisiones de los agentes económicos a lo largo del año y llenar parcialmente el vacío dejado por otras políticas publicas. Esta continuidad fue posible gracias al nuevo régimen legal del BCV, el cual consagra la autonomía de la Institución para el cabal cumplimiento de sus fines de interés nacional, y fortalece el rol del Directorio como cuerpo colegiado responsable de la máxima dirección del Instituto y sus políticas.
Las políticas aplicadas por el BCV contribuyeron de manera determinante a los logros obtenidos en la economía venezolana en este año tan especial y tan complejo.
El país dispone de alrededor de US$ 12.500 millones de Reservas Internacionales, cantidad holgada para atender las necesidades de pagos del país. Esta sólida posición de activos externos pone de manifiesto que, a pesar de la caída de los ingresos petroleros, Y no obstante las presiones a que estuvo sometido el mercado cambiario durante el ano por el clima político adverso y las expectativas económicas desfavorables, pudo mantenerse la solidez de la capacidad de pagos externos del país, atender la demanda del mercado cambiario, cumplir con todas los compromisos contractuales y mantener la certidumbre cambiaria en cuanto a la variación de la tasa de cambio nominal, todo ello en un régimen de plena convertibilidad de la moneda.
Las Reservas Internacionales disponibles, al cierre de 1993, constituyen un aporte significativo a la política de estabilización económica que habrá de ponerse en práctica a partir de 1994. Sin la solidez de los activas externos del país, las expectativas de los agentes económicos se hubiesen deteriorado significativamente en 1993, y las posteriores medidas de ajuste a aplicar en el futuro tendrían que ser mucho más severas.
El cuadro de Balanza de Pagos del año 1993 es relativamente favorable, sobre todo si se compara con 1992 y se toma en consideraci6n el difícil periodo de 1993.
La Cuenta Corriente cierra con un déficit estimado en el orden de US$ 1.800 millones, significativamente inferior al déficit del año anterior (US$ 3.365 millones). Esta mejora refleja un mayor superávit en la balanza de mercancías a pesar de la disminución de las exportaciones petroleras, producto de la caída de las importaciones (10,2%)y del renovado crecimiento de las exportaciones no petroleras (19,2%).
Pese a su gran volatilidad, la cuenta de capital registre un superávit estimado en US$ 1.329 millones, menor al registrado en 1992 (US$ 2.822 millones). El movimiento neto de capital del sector publico reflej6 un superávit significativamente menor al observado en1992, como resultada de un menor nivel de financiamiento, mayores amortizaciones de la deuda pública no reestructurada y la cancelaci6n de pasivos a corto plazo de PDVSA. En el sector privado se produjo una entrada neta de capitales por US$ 751 millones, estimulada por las menores tasas de interés externas.
La actividad económica interna decayó de manera importante en 1993, afectada por el recorte del gasto público y la debilidad de las inversiones productivas. Cifras preliminares indican una disminución del Producto Interne Bruto (PIB) de 1,0%. Dicho resultado recoge una caída de 1,7% en el PIB no petrolero, tanto del sector privado (1,8%) como del sector público (1,1%), con una desaceleración continua durante los primeros tres trimestres del año en comparación con el mismo lapso de 1992. El PIB petrolero creció en 3,4%.
La debilidad de la actividad productiva en el sector privado fue generalizada, a excepción de la minería, electricidad y agua, transporte, comunicaciones y almacenaje, y servicios inmobiliarios. En el sector público, se debió principalmente a las actividades de servicios públicos, afectados por las medidas de recorte de gasto dirigidas a reducir el déficit fiscal.
La tasa de inflación del año, estimada en el orden de 46%, resulto superior al nivel programado y excedió el nivel registrado en 1992. Este indicador recoge el efecto monetario del desequilibrio de las finanzas públicas, cuya financiamiento no fue enteramente posible por la vía del mercado (colocación de Deuda publica) sino mediante atrasos en los pagos, que alimentaron alzas de precios y expectativas inflacionarias en los agentes económicos. Se vieron estimulados así los procesos de inflación inercial que se traducen en presiones de costos por la vía salarial, y se extendieron las prácticas de corrección monetaria. También actuaron otros factores por el lado de los costes, debido a los ajustes realizados en las tarifas de los principales servicios públicos y las modificaciones introducidas a la política comercial agrícola.
En los últimos meses del año, los precios al consumidor reflejaron la entrada en vigencia del Impuesto al Valor Agregado en su primera etapa, hasta el nivel de mayoristas; sin embargo, la incidencia de este impuesto fue relativamente moderada en octubre (1,9%) y se redujo en noviembre (0,6%).
Los precios internos incorporaron igualmente el efecto del inevitable y necesario ajuste del tipo de cambio, aunque la evolución ordenada de esta variable permitió minimizar el efecto retroalimentador de la inflación.
En efecto, si se hubiera optado por ajustes esporádicos e irregulares de la tasa de cambio, destinados a corregir la sobre valuación acumulada en periodos de estabilidad, el efecto sobre los precios hubiese sido mas desestabilizador al agregar incertidumbre y desconfianza a una economía que, en las actuales circunstancias, precisamente requiere de elementos que orienten racionalmente las expectativas de los agentes económicos. Es por ello que se optó por una política de depreciación ordenada de la tasa de cambio, atendiendo a la evolución de las variables macroeconómicas fundamentales.
Si bien esta política cambiaria se sustenta en so1idas razones técnicas, no esta libre de costas. Ciertamente, retroalimenta en alguna medida el alza de precios; por ello, podría pensarse que no depreciando la tasa de cambio, se alcanzaría una estabilidad de precios mayor. Sin embargo, dados los problemas fiscales que existen, este seria un efecto pasajero. El proceso inflacionario continuaría y la política rápidamente perdería credibilidad, profundizando el desajuste y la inestabilidad.
La política monetaria y cambiaria del BCV apoyan la estabilidad de la economía, con un horizonte de mediano plazo. A estas efectos, un buen nivel de Reservas Internacionales y una tasa de cambio nominal ordenada produjeron resultados sustantivos que no se lograrían, en las circunstancias particulares de 1993, con ninguno de los esquemas de política cambiaria que se han aplicado en Venezuela.
Los resu1tados obtenidos en 1993 son indicativos de la necesidad de abatir la inflación y crear un clima favorable a las inversiones. La experiencia demuestra, así mismo, que ello no podrá lograrse solamente con medidas de política monetaria y cambiaria.
Se requiere de una política anti-inflacionaria integral que transmita señales claras y precisas sobre la voluntad política de restituir el equilibrio fiscal y estimular la productividad, para así revertir las expectativas negativas de los agentes económicos y reorientar la dinámica de formación de precios en los mercados.
El problema fiscal es, sin duda, el prioritario. Sin un sólido equilibrio fiscal no será posible erradicar la inflación y enrumbar a la economía venezolana a un proceso de desarrollo que genere un mayor bienestar para la población; para lograrlo, es preciso afrontar con decisión la insuficiencia de ingresos, mejorar la productividad del gasto y sanear al Estado venezolano.
En materia de ingresos, el hecho fundamental deriva de la declinación de los ingresos petroleros. El petr61eo, que en el pasado financiaba a1rededor del 70% del gasto público, aporta cada vez menos. En 1994, los ingresos petroleros estimados, difícilmente alcanzaran a cubrir mas del 40% del gasto público presupuestado; si a éste se agregaran las solicitudes adicionales que han sido formuladas por diversos sectores y entes por un total de Bs. 315.000 millones, ese porcentaje bajaría aun mas.
La magnitud de este problema exige múltiples iniciativas.
Para garantizar la mínima normalidad operativa del Estado y la atención de necesidades perentorias, el Gobierno debe disponer de ingresos internos estables y crecientes; de allí, la importancia de fortalecer la recaudaci6n por la vía de impuestos tanto directos como indirectos. Mas no se trata simplemente de arbitrar fondos; es precise que el sistema tributario provea de recursos líquidos al fisco en forma regular, acompañe los esfuerzos de desarrollo del país y no genere distorsiones en el proceso productivo ni en el sistema financiero. Resulta prioritario eliminar y afianzar, en 1994, los cambios estructurales en las fuentes de ingresos del Gobierno que permitan garantizar el equilibrio fiscal.
Se requiere también revisar los subsidios fiscales implícitos que aun se mantienen a través de los precios de importantes bienes y servicios producidos por el Estado venezolano, a causa de los cuales éste deja de percibir un monto muy significativo de recursos que podrían destinarse a incrementar el gasto social y, por esa vía, mejorar el nivel del ingreso real y la calidad de vida de la poblaci6n.
La descentralizaci6n del gasto público y su financiamiento con ingresos de origen regional también debe formar parte de la agenda de decisiones que deberá aprobarse para mejorar las finanzas publicas.
Por el lado del gasto, el reto fundamental se encuentra en mejorar la productividad del gasto público. Más que reducirlo, se trata de eliminar ineficiencias y redundancias, para concentrar la acción del Estado en las áreas que son prioritarias para la población: salud, vivienda, educación y seguridad personal.
Sincerando las cifras de gasto presupuestario para 1994, y aún agregando a los ingresos del Presupuesto aquellos que se han derivado de los impuestos aprobados bajo la Ley Habilitante, el déficit financiero del Gobierno Central podría exceder de Bs. 500.000 millones (7% del PIB), lo cual es a todas luces incompatible con la estabilización de los precios y la normalización de la actividad económica, y no seria financiable salvo por vía inflacionaria.
En consecuencia, es preciso agregar a las medidas antes mencionadas, una política clara de privatización, que deslastre al Estado de aquellas empresas públicas que no están en capacidad de producir ingresos netos al Estado, mediante dividendos 0 impuestos, y en la actualidad absorben mas de Bs. 100.000 millones por la vía de transferencias corrientes y de capital.
Resulta impostergable resolver el problema financiero que representa para el Estado el régimen vigente de prestaciones sociales, cuyo peso en el déficit requiere una cuantificación cuidadosa. El sistema vigente aumenta las dificultades financieras del Gobierno, entraba el proceso de descentralizaci6n administrativa y rigidiza el mercado laboral por la renuencia de los empleadores a aumentar los salarios y crear nuevos empleos.
Para sanear al Fisco venezolano también es necesario asegurar un adecuado balance en la asignación de recursos al Gobierno Central, frente a los que corresponden a la industria petrolera, los gobiernos regionales y municipales, y los entes descentralizados.
El déficit financiero del sector público en 1994 no debería exceder de Bs. 146.000 millones (2,O% del PIE), como producto de un programa de saneamiento fiscal sostenido que permita alcanzar superavits moderados y estables en un plazo no mayor de 3 años. Una política de este tipo transmitirá un mensaje firme a los agentes económicos y generará expectativas favorables para la estabilidad de los mercados.
Las tasas de interés en 1993 mostraron un nivel elevado y una gran volatilidad, particularmente en los periodos mas críticos del acontecer político que se acompañaron de una gran inestabilidad en la demanda de dinero y en el mercado cambiario.
Los altos niveles nominales y reales alcanzados por las tasas de interés estuvieron asociados principalmente al aumento de la «prima» por riesgo-país en sucesivas oportunidades dichas tasas mostraron tendencias a la baja, en respuesta a los procesos de remonetizaci6n de la economía impulsados por la política monetaria y el alivio temporal de las tensiones políticas.
En resumen, las tasas de interés reflejan la incidencia de diversos factores que han influido a lo largo del ano 1993: la inflación esperada, en la cual se conjugan las interpretaciones acerca de la política macroeconómica, el problema fiscal y sus consecuencias, el riesgo-país, elemento que cuantifica la percepci6n de los mercados acerca de la estabilidad política y la gerencia macroeconómica del país, las ineficiencias de la intermediación financiera y condiciones particulares del sector bancario, la inestabilidad del mercado monetario debido a las gravísimas situaciones políticas vividas durante el año; la demanda sostenida de fondos por parte del sector público el efecto del encaje legal y, en forma mas indirecta, las operaciones de mercado abierto del BCV. Son solo estos dos últimos, los elementos inherentes a la actuación del BCV, que están influyendo sobre las tasas de interés.
La nueva Ley General de Bancos y Otras Instituciones Financieras que entrará en vigencia a partir del 1° de enero de 1994, junto a la reforma de la Ley del BCV aprobada a fines de 1992, representa el cambio mas sustantivo introducido en la legislación bancaria venezolana en los últimos 35 anos. Establece un régimen de amplitud en las operaciones financieras acorde con las exigencias de la competencia en los mercados nacionales e internacionales, conjuntamente con requisitos de solvencia compatibles con los aplicados en los principales mercados financieros del mundo. Abre la posibilidad de que inversionistas extranjeros puedan convertirse en accionistas de instituciones financieras venezolanas o establezcan nuevas instituciones, en igualdad de condiciones que los inversionistas nacionales. Como elemento fundamental, la nueva ley fortalece significativamente el régimen de supervisi6n bancaria.
A fin de completar la modernización institucional del sector financiero y generar recursos competitivos para financiar la inversión productiva en Venezuela, se requiere incorporar en la próxima agenda legislativa la creaci6n del Banco de Comercio Exterior; la reforma de las leyes de mercado de capitales y de seguros, el establecimiento de modalidades apropiadas para el financiamiento del sector agrícola y de la pequeña y mediana empresa, que recojan de manera orgánica el apoyo del Estado por la vía fiscal; y la revisión del régimen impositivo aplicado a las inversiones financieras realizadas a través del mercado de valores.
Debe tenerse en cuenta que la política económica a aplicar en lo sucesivo no podrá limitarse a atender los desequilibrios internos y externos. También deberá preservar la continuidad del financiamiento externo bilateral y multilateral que Venezuela necesita, y ganar la confianza en los mercados financieros internacionales. Esto requiere de una política de estabilización consistente, que preserve la apertura y modernización de la economía, estimule la iniciativa privada y provea un basamento jurídico confiable, con horizontes de largo plazo.
El BCV perseverará en su acción dirigida a restablecer la estabilidad de los precios y preservar la capacidad de pagos externos del país, y promoverá en forma sostenida la mejora en la eficiencia de sus instrumentas de política monetaria. En la medida en que estos esfuerzos sean acompañados por una política económica y fiscal estabilizadora, que genere confianza y credibilidad en los agentes económicos y abra espacios efectivos de inversión privada, los efectos positivos de la política monetaria estabilizadora serán mas visibles.
Venezuela no está aislada, y debe comportarse de manera coherente con el proceso de globalizaci6n de la economía mundial que esta centrado en el desarrollo y ampliación de mercados ágiles, abiertos y competitivos, en economías que enfatizan en la estabilidad de los precios, la productividad, la innovaci6n y la seguridad jurídica.
El año 1994 se inicia bajo el signo de la debilidad de los mercados petroleros internacionales.
Pero también cuenta el país con fortalezas relativas importantes:
Reservas Internacionales holgadas; un régimen libre para la fijación de los principales precios de la economía (tasa de cambio, tasa de interés, precios y salarios) que ha permitido evitar los desajustes y distorsiones causados en la época de controles y subsidios, en medio de grandes turbulencias y un aparato productivo capaz de competir, que ha venido afrontando los retos de una economía abierta e integrada a los mercados mundiales.
La oportunidad del inicio de un nuevo periodo constitucional es auspiciosa. El Gobierno que asumirá la dirección del país el próximo año encuentra una sociedad que rechaza la inflación y esta desarrollando la disposición a colaborar para erradicarla, en medio de profundos cambios tanto en el país como en el mundo que nos rodea. Las tendencias mundiales son determinantes, y en lugar de excluirnos de ellas es preciso aprovecharlas creativamente en beneficio del país.