DECLARACIÓN DEL SUPERINTENDENTE DE BANCOS SOBRE ESTA MATERIA
Observe la original situación a la que se sometió a la administración privada del banco latino, en enero de 1.994, analizada 4 anos mas tarde por los mismos protagonistas. Ya las consecuencias institucionales, sociales y personales eran irreversibles.
Caracas, lunes 25 de mayo, 1998
Lo insólito: una cartera 100% mala
Los mismos bancos y el BCV, por razones políticas, bloquearon lo que hubiera podido constituirse en su tabla de salvación para enfrentar la crisis financiera de 1994 y 1995: La elevación de su patrimonio, medida propuesta por Urbina, al frente de la Superintendencia de Bancos y que fue derogada por dos años en el mismo momento en que entró en vigencia la Ley de Bancos, el 1 de enero de 1994.
Urbina exigió que la razón de patrimonio sobre activos ponderados de riesgo se elevara a 8%, como afirma el Convenio de Bancos Centrales de Basilea (Suiza), al que está suscrito el Banco Central de Venezuela.
Durante su gestión, logró elevarla de 4% promedio para la banca a 6%. Pero ‘los banqueros consiguieron derogarla durante dos años a partir del mismo momento en que la crisis se inició’.
El BCV, señala Urbina, cometió dos errores fundamentales y concatenados: el primero de ellos fue nombrar a una comisión de banqueros a ver que créditos podían redescontarse de la cartera de crédito del Latino a cambio de auxilios financieros.
El resultado fue lo más parecido al refrán ‘zamuro cuidando carne’. Al día siguiente, la comisión de banqueros llegó al BCV afirmando que el 100% de la cartera del Latino era cartera mala, por lo cual no se podía prestar ni un solo bolívar con ese aval.
Conclusión más que sorprendente, sobre todo tomando en cuenta que el Latino tenía una cartera de más de 100 millardos de bolívares y que cuando el banco se reabrió tres meses después, bajo el mando de Gustavo Roosen, mostró en su balance, en el lado de los activos, una cartera sana de crédito por más de 50 millardos de bolívares.
La segunda decisión errónea fue la de no aceptar el plan de traspaso ordenado del banco a Fogade, plan presentado por las autoridades del Latino el 21 de enero de 1994, en una reunión a la cual, por cierto, Urbina no asistió.
‘Allí se decidió la intervención a puerta cerrada, contra el plan presentado por el Latino, que era a puertas abiertas y que, seguramente, no hubiera generado la incertidumbre que derivó en la crisis financiera’, señala el ex superintendente, quien por cierto rechaza toda responsabilidad en los auxilios financieros, ‘porque esa es una decisión del BCV, no de Sudeban. Sudeban no tiene ningún poder de decisión sobre auxilios’.