BCV 60 años, 28 testimonios - Ediciones Banco central de Venezuela 2000
Compara esa situación a la crisis financiera de1 94, en la cual, con la fachada no muy sincera de querer castigar a algunos banqueros, se ejercieron represalias políticas, se castigó a toda la nación y a su moneda, se vejaron algunos personajes escogidos a dedo, y paralelamente se protegió y subsidió a otros; se ignoraron deliberadamente hechos injustificables, y sobre la verdad verdadera, naiboas. José Gabaldón Anzola
BCV 60 años, 28 testimonios
Ediciones Banco Central de Venezuela 2.000
Testimonio de:
Domigo F. Maza Zabala
Economista, Académico, Directivo del BCV en múltiples ocasiones.
La crisis bancaria del año 94. Esa crisis, para muchos, sigue siendo todavía la más dura y difícil que ha enfrentado el Banco Central. Usted fue protagonista de esos hechos.
A seis años de distancia ¿cuál es su balance?
-Fui protagonista en dos aspectos: como Director del Banco Central y también como miembro de la Junta de Administración Cambiaria, que entonces se formó en el mes de julio del 94…
¿Usted fue un factor de poder en esa crisis?
-No, yo no fui factor de poder. Si me hubiera tocado actuar realmente como factor de poder, en lugar de intervenir bancos, en lugar de darles auxilios financieros, hubiera optado porque el gobierno tomara posesión de las entidades financieras, las saneara y las reintegrara al sector privado. El gobierno garantiza los depósitos del público, y las obligaciones al sistema financiero están respaldadas por el Estado directamente.
Así la crisis hubiera sido más breve, menos profunda, y el costo mucho menor.
Eso es lo que teóricamente debió hacerse en aquella oportunidad. No se hizo así: se buscó la alternativa de dar auxilios financieros, de mantener las entidades financieras en la Cámara de Compensación, de evitar que esas entidades financieras cayeran en colapso, hasta que no pudo sostenerse más. La mitad nada menos de las entidades financieras existentes cayeron. Algunas se recuperaron, otras no. Pero como digo, yo creo que el camino más procedente, aplicado entonces, era que el Estado tomara a su cargo el sistema financiero, como ocurrió en México. El Estado azteca tomó en sus manos el sistema financiero, lo saneó y lo devolvió al sector privado.
En aquel momento, una de las crisis más fuertes que enfrenta el recién estrenado gobierno del presidente Caldera, es la fuga de capitales, y apela para ello a un control de cambios que…
-Fue insuficiente, y no todo lo eficaz que hubiera sido necesario y posible.
Testimonio de:
José Gabaldón Anzola
Ex Consultor jurídico del BCV 1964…..
Compara esa situación a la crisis financiera de1 94, en la cual, con la fachada no muy sincera de querer castigar a algunos banqueros, se ejercieron represalias políticas, se castigó a toda la nación y a su moneda, se vejaron algunos personajes escogidos a dedo, y paralelamente se protegió y subsidió a otros; se ignoraron deliberadamente hechos injustificables, y sobre la verdad verdadera, naiboas.
A llorar al valle, que después de los capitostes de turno, vendrá el diluvio y el que venga atrás, que corra las consecuencias.
Testimonio de:
José Vicente Rodríguez Aznar
Primer vicepresidente del BCV Octubre 1988 Febrero 1992
Cómo evaluaría hoy la actuación del BCV en las diversas etapas de la crisis financiera que se han vivido? –
Hasta el año 1994 no se habían presentado en el país crisis bancarias masivas que afectaran al sistema bancario en su totalidad.
La verdadera crisis bancaria se presentó en los primeros días de 1994 cuyo detonante fue la exclusión del Banco Latino de la Cámara de Compensación Bancaria y su inmediata intervención. Mucho se ha dicho sobre las repercusiones negativas que tuvo esta crisis sobre el país y la población. La crisis afectó al 45 por ciento de las instituciones bancarias, al 50 por ciento de las oficinas del sistema, al 55 por ciento de los depósitos del público y al 54 por ciento de los depositantes. En los primeros seis meses de la crisis, el BCV suministró recursos para auxiliar a bancos con problemas por un monto equivalente al 14 por ciento del PIB, las reservas internacionales netas disminuyeron en 45 por ciento, el bolívar se devaluó un 88 por ciento y la tasa de inflación fue de 25 por ciento, para cerrar al final del año en el 7 4 por ciento.
Por el afecto y el respeto que siento por el Instituto y sus funcionarios, lamento mucho tener que decir que, en mi opinión personal, ni el Ejecutivo ni el BCV estuvieron a la altura de las circunstancias, ni antes del estallido de la crisis ni en su manejo posterior.
Estoy absolutamente convencido de que la crisis pudo y debió ser evitada. Antes de la intervención del Banco Latino, el BCV había alertado al Ejecutivo Nacional que una medida de esa naturaleza constituía un inminente riesgo de inestabilidad del sistema financiero y la pérdida de confianza de los ahorradores.
El BCV estaba perfectamente enterado de la crisis sistémica que desde hacía algunos años vivía la banca venezolana, agravada en el transcurso del año 1993 cuyo seguimiento el instituto venía haciendo con toda precisión durante todo ese año y, muy particularmente, en las semanas previas a la intervención del Banco Latino.
La Superintendencia de Bancos, pocas semanas antes, le había impuesto al Banco Latino y a otras ocho instituciones, un severo programa de ajuste, cuya aplicación probablemente las hubiera mantenido a flote, de haberles dado tiempo para ello.
Creo que en la decisión sobre el Banco Latino, el Ejecutivo Nacional y el BCV pecaron de intransigencia y apresuramiento. Parece ser que en esos primeros días de enero de 1994, el interés principal del Ejecutivo Nacional y del Presidente Electo, era expulsar del sistema bancario a los accionistas y administradores del Banco Latino por razones personales extra bancarias.
Eso lo podían haber hecho con argumentos legales y financieros. Bastaba con que Fogade otorgara auxilios al Banco Latino, solicitando como garantía, entre otras, las acciones del Banco. Así podría haber convocado a una Asamblea de Accionistas, teniendo Fogade absoluto poder de decisión en ella, y cambiar la directiva y gerencia de la institución. En esa forma, se hubiera mantenido el banco en funcionamiento, se habría evitado el «efecto dominó», se habrían evitado los inmensos recursos que se destinaron posteriormente a auxilios, se habría mantenido la confianza del público en el sistema bancario, lo cual a su vez habría evitado la fuerte salida de divisas.’